Cuando el gobierno argentino habla de la
importancia estratégica que tiene el arreglo con el Club de Paris no se
equivoca, porque este es un elemento fundamental y una de las garantías
explicitas que necesita la clase capitalista global y sus corporaciones, para
ajustar sus negociados en tierras de Nuestramérica. En el mismo juego, antes
había aparecido Chevrón, también mostrado como otro de los ‘grandes logros’ del
modelo K.
Por Ramón Gómez Mederos
El
acuerdo con el club parisino es cerrado justo en el momento en que hay una
suerte de gran alboroto por la explotación de la formación de hidrocarburos no
convencionales Vaca Muerta, hegemonizado fundamentalmente por la estadounidense
Chevron.
El
acuerdo con el Club de Paris, es en realidad, con las transnacionales de los
países de Alemania, Japón, Holanda, EEUU, Italia, España, Suiza, Canadá,
Francia e Inglaterra, fundamentalmente relacionadas a la explotación
bienes naturales de importancia estratégica.
El
conjunto de relaciones de los centros imperialistas del capitalismo mundial y
la arremetida a partir de un conjunto de acciones tienen como fin, ampliar la
matriz energética de los EEUU en los cinco continentes, he impulsar a escala
global la exploración y explotación de los no convencionales, además de la
intensificación de todo vestigio de producción de energía que pueda alimentar
las fauces del gran depredador del norte, dentro y fuera del territorio de continental,
poniendo a Chevron en medio del gran juego.
Ejercer
el control sobre los recursos hidro energéticos de los países con alta
capacidad de producción de hidrocarburos estratégicos, significa saqueo y robo
para alimentar el gran depredador. Pero ese es solo uno de los puntos. Las
disputas imperialistas por los bienes naturales, tienen básicamente la
particularidad de dinamizar, tanto la industria civil como la militar y quien
tenga la hegemonía sobre ellos, podrá inclusive incidir sobre el curso de la
historia. EE.UU tuvo primacía sobre las naciones, porque pudo utilizar el
petróleo a escala industrial como nadie. Como dice Raul Shor en su libro, “Chao
Petróleo”, “La arquitectura del Mundo está estructurada en gran medida sobre la
base de los hidrocarburos”
La tan
mentada soberanía energética, no es posible sin una soberanía política, como
tampoco es posible sin una coherencia en cuanto de la integración regional y la
unidad de Nuestramerica. La soberanía energética debe ir de la mano de la
soberanía territorial, porque también hay una disputa mundial por los
territorios.
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De Vido feliz junto al Secretario de Energía norteamericano Daniel Poneman |
La
designación de Miguel Galluccio al frente de YPF, el único latinoamericano que
ocupo un directorio clave en la consultora norteamericana Schlumberger, con
experiencia en no convencionales y buena relación con Chevron, junto con la
particularidad de que la mal llamada “estatización” de YPF
estuviera controlada por la Comisión Nacional de Valores (CNV) y la
Security and Exchange Commission (SEC) de los Estados Unidos, (las
acciones de la empresa también cotizan en la bolsa de Nueva York), como así
también, la explicitación en los artículos 2 y 3 de la Ley 26.741 de la
integración del capital público y privado, nacional e internacional “en
alianzas estratégicas dirigidas a la exploración y explotación de hidrocarburos
convencionales y no convencionales”, iban marcando la inminente
reconfiguración de relaciones del gobierno en torno de los hidrocarburos,
enrocando Repsol, por la norteamericana Chevron, ávida de frescos no
convencionales.
Acuerdos
bilaterales con EE.UU
No
podía ser de otra manera. Los acuerdos firmados entre el gobierno
argentino y los Estados Unidos están delineados específicamente hacia el
sector energético, abarcando fundamentalmente, cuatro áreas: hidrocarburos
no convencionales, redes inteligentes, energía nuclear y eficiencia energética,
y energías renovables. Es decir en total consonancia, con la
política actual de los Estados Unidos de ampliar su matriz energética en todo
el mundo, a cualquier precio.
El
colapso petrolero norteamericano, es decir el descenso de su producción
petrolera, y de la producción a nivel mundial, determinado por lo que se llamó
la curva de Hubbert o cenit petrolero, sugerido en 1956 por King Hubbert, por
medio de la cual detalla con precisión la caída de la producción
petrolera estadounidense, a partir de la década del 70, determinó
sustancialmente la política exterior norteamericana.
Como
parte de esta política exterior, George Bush presenta en la década de los
noventa, la Iniciativa para las Américas, donde uno de los
puntos fundamentales, es el ingreso de compañías norteamericanas al mercado
energético de América Latina, la diagramación estratégica del manejo de la
energía y la hegemonía sobre la extracción de metales de alto valor en
los mercados mundiales, como el oro, y la exploración y cateo de minerales
sensibles, como las llamadas tierras raras.
La
firma del convenio entre el subsecretario de energía de los Estados Unidos,
Daniel Poneman y Julio De Vido, profundiza las políticas de dependencia impuestas
por Norteamérica al sector energético argentino, ya que el acuerdo incluye la
participación de la estadounidense General Electric en
la central termoeléctrica Vuelta de Obligado en Santa Fe. Westinghouse es
la otra compañía elegida, para participar en las obras de energía
termoeléctrica en Argentina.
La
visita de Poneman al yacimiento de Vaca Muerta junto
a Miguel Galuccio (de YPF), Kevin Maneffa (Gerente
general de Chevron para el acuerdo con YPF) y Jorge Sapag,
gobernador de Neuquen, está relacionada con el monitoreo sobre terreno de los
intereses de Norteamérica sobre esta reserva.
El
reordenamiento a nivel global de las bases de dominación y la hegemonía sobre
los bienes naturales, tiene sustento en la puja mundial sobre estos por las
naciones más poderosas del globo, la abdicación de los gobiernos de turno a las
políticas de Norteamérica, reconfiguran inclusive la débil relación estratégica
entre los países de la región, y pone al descubierto la verdadera posición del
gobierno.
La
intromisión de las compañías como Chevron, Exxon, Shell y Total, entre otras,
en la Cuenca de Vaca Muerta y Los Molles, pero también en la Cuenca de San
Jorge y la Cuenca Cuyana, tiene que ver con la prospección geológica,
hidrológica e hidrocarburifera que la Agencia de Información Energética
Estadounidense (EIA) , realizara sobre territorios de Nuestramerica y
en particular en Argentina, plasmada en el “Estudio Económico sobre
Recursos Convencionales, Shale Oil & Shale Gas en Argentina”(1),
en el cual se constata certeramente las estimaciones sobre reservas de no
convencionales en distintas cuencas del país. Las proyecciones para la cuenca
neuquina, por ejemplo, sobre la que se extiende Vaca Muerta, indican que los
recursos potenciales de gas no convencional alcanzarían los 2184 TCF (1140 TCF
en Vaca Muerta y 1044 TCF en Los Molles), de los cuales 583 TCF serían
recuperables. Según los datos de la EIA, las reservas de shale oil
ascenderían a 331.000 millones de barriles, con unos 20.000 millones de
barriles recuperables.
Los
datos que maneja esta agencia norteamericana sobre los bienes petroleros de
nuestro país, sus prospecciones y estimaciones de extracción, indican hasta qué
punto llega la intromisión de la nación del norte sobre los intereses de
nuestro país. Esto es a lo que el gobierno actual le llama soberanía
energética.
La
desregulación del sector energético en la década del noventa, con la
consiguiente privatización de YPF, coincide con la desregulación de este sector
a nivel global, y con la desmonopolización del sector petrolero estatal. Inclusive
Repsol que nace como una estatal, termina privatizada en los años noventa
(1997).
Chevron
es símbolo de imperialismo petrolero, de desastre ambiental y social.
Pero
ante todo, desnuda la dependencia de nuestros países a los mandatos de
Norteamérica, mostrando el verdadero camino optado por nuestros gobiernos.
La
discusión real debería ser ¿cuál es verdaderamente la matriz energética
argentina? ¿Cuánto es lo que necesita de energía nuestro país para
funcionar y cuantas compañías extranjeras mega consumidoras de energía se
asentaron en los últimos 20 años en nuestros territorios?
La mano
negra del imperio, Chevron -otrora Stándard Oil-, creada por la familia
Rockefeller, una de las petroleras más grandes del mundo, siente, al igual que
Monsanto, el grito del mundo en su contra. Lleva sobre sus espaldas el peso de
la muerte, de la locura del poder del imperio más sangriento de la historia.
Para
Henry Kissinger “la demanda y la competencia por el acceso a la energía
pueden convertirse en una fuente de vida o de muerte para muchas
sociedades”, y, como antesala de lo que nos puede ocurrir, y
explicitando aún más el verdadero sentido del petróleo para el país del norte,
Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa en 2003, señalaba: “La mayor
diferencia entre Corea del Norte e Irak es que económicamente no tuvimos opción
en Irak. El país nada en un mar de petróleo…”
¿Es
necesario Chevron?
Referencias.
Raul
Shor. Chao, Petroleo. El mundo y las energías del futuro. Debate Diciembre de
2009. Fundacion Heinrich Bôll. Santiago de Chile.
revistapetroquimica.com/
Transnacionales
en Argentina, la continuidad del neoliberalismo en su fase extractiva
Símbolos
de dependencia, contaminación y despojo. R. Gómez Mederos. 06/12/2013.
Un
necesario debate sobre el extractivismo capitalista en Argentina-.R. Gómez
Mederos. Notas y Borradores 2014.
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